En la actualidad ya no somos el futuro del país, sino la
realidad viva del presente. Pero nos llama poderosamente la atención que no
asumamos la responsabilidad histórica, en participar
activamente en temas importantes de la
vida ciudadana.
La falta de liderazgo en todos los ámbitos del quehacer
nacional es el gran déficit que aqueja a nuestro país. Muchos consideran que la culpa es dictadura y despolitización del decenio
que vivimos en el Perú, donde decían que
la juventud era el futuro del país; pero lamentablemente ese futuro pasó a ser “el pasado”, sin haber sido “el presente”, es
decir, no se le dio la oportunidad histórica de asumir su compromiso con el país.
Ahora que vivimos, supuestamente en una primavera democrática, tampoco los
jóvenes tenemos la posibilidad de ejercer eminentemente una participación
activa.
Si bien los jóvenes tenemos un pequeño espacio de poder,
gracias a la ley de cuotas Ley Nº
28869. Dentro del actual gobierno, así
como también gobiernos regionales y municipales, sus representantes no
responden a los requerimientos de este importante segmento, sino a intereses
cuasi personales y/o de un determinado grupo elitista.
Algunas ONG´s, intentan formar y capacitar líderes, pero lamentablemente
quedan en las buenas intenciones. Si a estos sumamos, partidos que integran
jóvenes por simplemente cumplir requisitos e incluirlos como vulgarmente
llamamos “relleno”, tenemos una ecuación perfecta, para saber entender y
comprender la participación ciudadana de los jóvenes.
El desinterés del movimiento juvenil, en la participación
activa en las grandes decisiones ciudadanas, es debido a la inacción de los diferentes
sectores, partidos políticos gremios e inclusive la propia familia y entre
otros, a esto le añadimos la falta de motivación por un efectivo cambio social ,
que pueda darle a este ,un rol más protagónico.
Los partidos y movimientos políticos solamente se interesan
en los jóvenes, solamente cuando necesitan de su fuerza electoral y cumplir
requisitos para cada elección. Una vez pasada las contiendas electorales,
vuelve el olvido en cuanto a su formación y promoción, y así, hasta la siguiente campaña electoral.
La apatía juvenil por la participación, es la respuesta
concreta y cruda a la falta de formación, y capacitación de los jóvenes en lo
más sublime de sus derechos; quizás por el temor que tienen gobierno a ellos,
que después les sean exigidos.